El profesorado del CRA Los
Almendros con el asesoramiento de la orientadora del centro ha creído conveniente la elaboración
de un boletín informativo en el que se traten aspectos relacionados con el proceso de enseñanza aprendizaje del
alumnado; cuyo fin es el de facilitar dicho proceso así como estrechar la
colaboración familia – escuela, y en definitiva, hacer mas partícipes a las
familias en la educación de sus hijos/as.
En este primer boletín trataremos aspectos relevantes en la conductas de los niños/as
LA
CONDUCTA DE LOS NIÑOS/AS SE APRENDE
El niño desde el nacimiento
comienza a aprender todas las habilidades que le son necesarias para vivir. Los padres, los hermanos, los
familiares, los amigos, los profesores,
las personas extrañas, la calle, los
medios de comunicación, etc., influyen en ese aprendizaje.
También se producen
aprendizajes erróneos de las conductas que no son deseables como las rabietas,
las peleas, la desobediencia, los problemas con las comidas, los miedos, la
falta de atención, la ansiedad, la timidez. La mayoría de lo que un niño hace,
siente y piensa son CONDUCTAS APRENDIDAS
¿CÓMO
SE APRENDEN LAS CONDUCTAS?
Lo que ocurre antes de la
conducta y lo que ocurre después de la conducta.
Tendemos a realizar aquello
que resulta agradable y gratificante y se tiende a apartarse de aquello que
produce malestar. Si un niño pega a otro niño y recibe una felicitación de un
compañero experimentará una emoción agradable.Esta relación hace que el niño
aprenda a pegar para recibir la aprobación de los demás.El proceso de aprendizaje del comportamiento
es mucho más complejo pero con este ejemplo se quiere resaltar cómo la conducta
está en función de las consecuencias que obtiene el niño.La conducta infantil se
aprende y puede cambiarse si les entrenamos para ello, administrando reforzadores
sociales (Sonrisa, elogio, motivación, etc.) y convirtiéndonos en modelos a imitar.
EXPLICACIONES
INADECUADAS DE LAS CONDUCTAS DE LOS NIÑOS:
1.- El recurso al destino y a
la herencia: Estas expresiones “Ha nacido torcido, le sale de dentro, cuando le
da, le da, ha salido a su padre”, fomentan entre padres y adultos actitudes fatalistas
de desconcierto y desánimo y no favorecen la necesidad de cambiar la conducta
en el niño.
2.- Las etiquetas “ apático, “
malo”, “está mal de la cabeza” “egoísta”, “hiperactivo”, son tan vagas e
imprecisas que no nos permiten comprender lo que se quiere decir ni saber lo
que ha ocurrido realmente y dificultan el acuerdo.
ORIENTACIONES
PARA AUMENTAR CONDUCTAS ADECUADAS Y DISMINUIR LAS INADECUADAS:
Lo que siempre debemos hacer
1.- Observar y describir
conductas de forma clara y precisa como método para comprender el
comportamiento de nuestros hijos. Proponernos un objetivo concreto a conseguir
en el niño y definirlo claramente.
2.- Explicar al niño lo que
deseamos que haga.
3.- Valorar positivamente
(premiar y alabar) todo intento de realizar ese objetivo por parte del niño.
4.- Debemos ignorar, cuando
sea posible, las conductas inadecuadas.
5.- Que los premios vayan
después de haber hecho la conducta que queremos aumentar.
6.- Hacer hincapié en el hecho
de que él vale y es bueno y puede cambiar sus conductas erróneas.
7.- Cumplir las promesas que
hacemos y hacer lo que decimos.
8.- Ayudarles a solucionar sus
problemas pensando con ellos posibles soluciones.
9.- Exponer positivamente
nuestros deseos: “Cuando termines de comer te daré el pastel”. En lugar de
decir “Si no comes no te daré el pastel”.
Lo que nunca debemos hacer:
1.- Intentar persuadir con
sermones.
2.- Recurrir a gritos,
amenazas o arranques de cólera cuando se comporten inadecuadamente. Recordemos
que estamos sirviendo de modelos.
3.- Intentar hacerles sentirse
culpables mediante reproches o acusaciones.
4.- Compararle con otros.
Los problemas de conducta de
los niños no son una cuestión únicamente de ellos, de su forma de ser, sino que
implica a los padres en las relaciones que se establecen con ellos.
5.- Prometerles cosas que
nunca cumpliremos.
6.- Traficar con nuestro
cariño. “Te quiero si…”No te quiero si…”.El niño ha de saber que lo
queremos siempre y que vamos a responder de él.
7.- Hacer cosas que
interfieren con lo que decimos, por ejemplo, decirle ”no grites” y nosotros como
padres gritamos cuando nos dirigimos a él.
8.- Infravalorarle, sólo o
delante de otros. El niño puede equivocarse, cometer errores, podrá ser
castigado por ello…..pero nunca porque sea malo o no valga.
Texto: Mª Carmen Fernández
Almoguera .Psicopedagoga.
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