miércoles, 19 de noviembre de 2014

Se han hecho esperar pero aquí tenemos los tres relatos ganadores de Alatoz del concurso de escritura de Halloween esperamos que os gusten

EL CASTILLO ENCANTADO
En la década de los setenta había dos niños que se llamaban David, de edad diez años, era alto y su pelo era de color rubio, por otro lado, Peter, de nueve años que era todo lo contrario, rubio, bajito y su color de pelo era negro.
Como todos los años se decidían a salir en la noche de Halloween para pedir caramelos. Peter salió a buscar a David que lo esperaba al final de la calle.
- ¡Hola David! ¿Cuántos caramelos crees que recaudaremos esta noche?- dijo Peter.
-¡Hola Peter!Llenaremos la bolsa seguro.
Pasaron a la casa de la señora Kate.
-¿Truco o Trato?- dijo Peter.
- Tomad estos caramelos - dijo Kate
Mientras los niños van terminando la calle va cayendo la noche.
- ¡Mira Peter!¿Qué se ve allí a lo lejos?- dijo David.
- Parece un gran castillo pero no estoy seguro ¡Vayamos a ver!- dijo Peter.
Según van acercándose se ve un gran castillo con altos torreones, es de piedra con algunas ventanas rotas de color negro.Está situado encima de un cementerio.
- ¿Pasamos?- dijo David.
- Vale pero me da un poquito de miedo -dijo Peter.
Entonces llamaron a la puerta que era muy grande y pesaba mucho. Como nadie salía a recibirlos, decidieron entrar por su propio pie. Al entrarse encontraron una sala inmensa, con un olor mugriento, había muchas telarañas y todo era muy viejo. Cuando entraron se les cerró la puerta justo detrás de ellos, en el fondo había una puerta que tras la cuál estaban las escaleras que daban a un torreón. Mientras subían las escaleras se oía un ruido de unas cadenas, era un fantasma con la sábana rota que tenía un a bola de hierro enganchada a unas cadenas. Se asustaron y salieron corriendo hasta llegar a lo alto del torreón.
Había una bruja que tenía la cara verde, con un caldero donde preparaba sus pócimas. Al verlos quiso cogerlos para meterlos dentro del caldero, pero Peter cogió el cucharón del caldero para intentar darle con él a la bruja y ella se fue volando con su escoba.
Los niños pensaban en todo lo que les estaba ocurriendo, tenían miedo y se sentían tristes, porque era muy tarde y querían estar en su casa con sus padres. Bajaron las escaleras dispuestos a huir de todo lo que les estaba ocurriendo.
El fantasma ya no estaba y la puerta estaba abierta era el mejor momento para volver a casa. Salieron corriendo sin mirar atrás y cuando estaban lo suficientemente alejados se dieron la vuelta y vieron como la bruja regresaba al castillo.
Al llegar a casa les contaron todo lo ocurrido a sus padres y ellos le dijeron:
- No pasa nada lo importante es que esteis con nocotros.
Así acaba esta historia los niños no se acercaron más a sitios desconocidos.

Sergio Requena Megías

HISTORIA TERRORÍFICA
Esta es la historia de un pueblo llamado Alatoz, cada 31 de octubre ocurría lo siguiente:
El día transcurría tranquilo, pero sólo hasta las diez de la noche, momento, en el cuál, se apagaban todas las luces del pueblo y sólo se veía una luna pequeñita que parecía reírse de todos.
Justo en ese memento se despertaba un vampiro e iba en busca de alimento, ya que sólo comía de noche. El vampiro llegó al pueblo y llamaba a todas las casas hasta que le abriesen la puerta y ahí es cuando les mordía y le chupaba toda la sangre.
Llevaba siete casas cuando sonó el timbre de la mía. Yo no abrí, pero iré por la ventana, moviendo el visillo ligeramente, pero tuve la mala suerte de que me vio, corrió hacia mi, yo me subí a la segunda planta a esconderme debajo de la cama, me metí en ella llorando y pensando que por favor se fuese. Tumbada boca abajo miraba a la puerta y rezaba para que no se abriese. Me quedé dormida de tanto esperar cuando un grito aterrador me despertó, venía de la calle, salí corriendo de debajo de la cama para ver que era lo que pasaba, era el vampiro persiguiendo a dos amigas, cuando se despistó el vampiro llame a mis amigas para que se refugiasen en mi casa. Se metieron corriendo a mi casa, asustadas del vampiro.
Las tres juntas ideamos un plan para atraparle y poder salvar al pueblo. Estábamos decididas y pusimos en marcha nuestro plan. Fui hacia la puerta principal de la calle y con un grito tembloroso llamé al vampiro, no tardó en oírme y venir corriendo hacia mí. Yo me escondí en el salón, mientras mis amigas esperaban al final del pasillo. El entró corriendo para atrapar a mis amigas. Cuando pisó una alfombra cayó a la cueva, mis amigas corrieron a taparla para que no se saliese. Fuimos casa por casa dando la noticia de que habíamos atrapado al vampiro.
Alba Ruiz Luengo

LA MONTAÑA DE LAS BRUJAS
Érase una vez hace mucho tiempo una pobre abuela y su nieta, vivían en una pequeña cabaña en lo alto de una colina y desde las ventanas se podía ver al otro lado del valle una gran montaña llamada "La Montaña de las Brujas".
La abuela se llamaba Lola y la nieta María. Antes de acostarse primero rezaban una oración después cerraban las persianas y la puerta de la pequeña casita, luego encendían la chimenea para estar calentitas y que no entraran las brujas y después de hacer todo se iban a la cama con un poco de miedo.
Un día la abuela y su nieta fueron al mercado para venderlas frutas y verduras de su huerto. Fue un día largo y caluroso, por la tarde empezó una tormenta y tuvieron que refugiarse bajo unos árboles de camino a casa. cuando acabó la tormenta ya era de noche y se perdieron en el bosque mientras iban a su casa.
Cuando llegaron estaban tan cansadas que sólo querían acostarse y olvidaron cerrar las persianas y la puerta y encender la chimenea para mantener a las brujas alejadas.
Cenaron un poco y cuando se iban a acostar se oyeron unos golpes en la puerta de la casita. La abuela iba a ver lo que pasaba cuando se oyó un grito tan fuerte que la abuela y la nieta se abrazaron de miedo.
La puerta se abrió y entró un grupo de brujas muy feas, saltaban y gritaban. Las acompañaba un demonio con los cuernos afilados y grandes y cola verde peluda. la abuela se desmayó y la nieta lloraba muerta de miedo mientras las brujas se reían y gritaban.El demonio se sentó junto a la chimenea que habían encendido las brujas. cada vez que el demonio daba palmadas se le caían las pieles de los brazos, las brujas se reían al ver al demonio y bailaban dando saltos que llegaban hasta el techo. Mientras bailaban desordenaron toda la casa y rompieron los platos.
- ¿Qué voy a hacer?- pensó la nieta.¡Y si le pasa algo a mi abuela! Tendré que hacer algo para que se vayan de aquí, pero no se el qué.
Entonces se le ocurrió una idea, como las brujas no se habían fijado en ella salió dando pasos de la casa, daba pasos muy cortos.la puerta seguía abierta y la niña salió al bosque oscuro. se puso a gritar y luego entró y siguió gritando que la montaña de las brujas estaba ardiendo. De repente se paró la música y los bailes y las brujas salieron corriendo de la casa el demonio también salió dando saltos. Las brujas gritaron en la noche y se fueron volando en sus escobas y el demonio desapareció en la oscuridad. En cuanto salió la última bruja la niña cerró la puerta y encendió la chimenea, después se acercó a su abuela para despertarla porque seguía desmayada. La abuela se levantó para ver si estaba todo tranquilo pero no, se escuchaban gritos en la noche y cada vez se oían más cerca porque las brujas volvían a la casa en sus escobas.
Se quedó todo en silencio, la abuela y la nieta estaban abrazadas del miedo que tenían. De pronto se escucharon unos golpecitos en la puerta "toc,toc,toc,toc"."Dejamos entrar" dijeron las brujas pero no les hicieron caso y echaron mas leña en la chimenea y cerraron las persianas. Intentaron engañar a la niña con voz suave y tranquila pero la abuela le dijo que no les hiciera caso. las brujas enfadadas chillaron y gritaron pero no podían entrar.
Al final se fueron a su montaña furiosas. La abuela y la nieta tuvieron que ordenar la casa y limpiarlo todo pero después de esa noche tan mala no se acostaron nunca más sin rezar su oración, cerrar las persianas y la puerta y la chimenea dejarla siempre encendida.
María Luján Hernández.

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